Al parecer, tres de las 15 jugadoras díscolas que se autoexcluyeron de la selección española quieren volver a ella. Así, al menos, lo constatan ciertas informaciones de diversas fuentes.
No sabemos si esos problemas mentales de los que hablaban en aquellos emails se les habrán sanado. La medicina que necesitaban para curarlos, según ellas, era un cambio en las condiciones de trabajo, en la metodología, Pero no nos engañemos, lo que en realidad reclamaban era un cambio de seleccionador. Algo que conoce bien Lluís Cortés.
De momento, para Aitana Bonmatí, Sandra Paños y Mariona Caldentey ya es todo de su agrado y están dispuestas a volver. Así se lo han hecho saber vía email a la RFEF.
La cercanía del Mundial, que para Paños y Mariona puede ser el último, es el remedio bálsamo curaloto que ha sanado todas las heridas de estas tres jugadoras y más que vendrán detrás. Sus sustitutas lo han hecho muy bien y, dentro de la evidente calidad que atesoran las ausentes, lo cierto es que han pasado la prueba con un sobresaliente alto. Recordemos que debutaron ante la número dos del Mundo, Suecia, contra la cual empataron. Poco después batieron 2-0 a Estados Unidos. Primera victoria en toda la historia de la Roja ante la selección de las barras y estrellas.
¿Y ahora qué?
Esa es la pregunta del millón. El caso es que ahora se producirán hechos muy curiosos y difíciles de digerir. Cuando se apuesta un órdago siempre sucede lo mismo, alguien sale perdiendo. Recordemos que aquellas jugadoras que no quisieron unirse a la rebelión fueron insultadas por las díscolas. Las vituperaron, las llamaron traidoras y en el caso de Laia Codina directamente se la insultó gravemente. ¿Se hará lo mismo con estas tres jugadoras del FC Barcelona?
No hay que olvidar, que precisamente una de ellas, Aitana Bonmatí, se las tuvo tiesas con la portera Misa a consecuencia de este asunto en un partido de Liga. Le negó el saludo, algo que fue muy comentado. Precisamente porque le echaba en cara su insolidaridad con una causa que no era la de todas.
No todo el mundo tiene por qué pensar de la misma manera. No hablamos de conflictos bélicos o fenómenos semejantes. Hablamos de fútbol, un deporte donde no deberían primar los intereses, sean los que sean. Pero lo que sí es evidente es que la camiseta de la selección española representa a España y a los españoles y que solo algo muy extraordinario debe ser motivo para rechazarla y con ello a la nación de la que se es.
Cada cual que juzgue si ese motivo ha existido de verdad y si las futbolistas actúan bajo un criterio personal o son víctimas de instrumentalizaciones de oscura e ignota procedencia.
Evidentemente, una futbolista que no juega un Mundial no es considerada de la misma manera que una que sí lo hace. En este sentido, está cantado que Alexia Putellas no tendrá ningún reparo en querer jugar en la selección. Es evidente que tras nueve meses lesionada y en vistas de los nulos frutos recolectados por las 15 no querrá perderse más partidos. Eso, si de verdad está a disgusto con Jorge Vilda.
¿Qué pasará el día 12?
Ahora surge una pregunta, ¿deben volver a ser convocadas y así regresar a la selección? La respuesta no es tan sencilla. El daño causado al fútbol femenino y a la propia selección ha sido muy grande. Las futbolistas que las suplieron en muy difíciles momentos cumplieron de sobra y actúan como una piña. ¿Harán lo mismo las antiguas jugadoras que renegaron defender el escudo patrio? Es más, ¿sería justo por parte del seleccionador apartar a quienes le han salvado el pellejo para volver a convocar a aquellas que pidieron su cabeza? Difícil tesitura la de Jorge Vilda.
En cualquier caso, hay dos cosas claras. Una que el técnico madrileño no solo ha ganado este pulso, sino que además se ha reforzado. La otra cosa clara es que haga lo que haga será criticado, una vez más, por la opinión pública.
Autor: Luis Fernando Ramos
Fotografía: Martha Navarrete